“Abocados”
Llevan la marca del dolor a cuestas
y las del destino que se torció en su día.
Pueblan nuestras calles pero a veces
nos parecen invisibles,
son los parias entre los parias.
Arrastran cicatrices y viejas penas,
por más que un día estuvieran
en primera línea de una vida digamos normal.
Ahogan los días en botellas de cerveza,
que consiguen mendigando,
o un cartón de vino barato,
no tienen más que lo puesto
y con suerte una manta y unos cartones
bien guardados para pasar la noche.
Viven en nuestras ciudades y nuestros pueblos,
al desamparo de los poderes públicos y los servicios sociales.
¿A quién importa lo que les suceda?
Han dejado de contar para nosotros,
no son más que un número más
en esta triste y vergonzosa estadística.
Se lamen a solas las heridas,
y se olvidan de futuros y viejos recuerdos.
¡Ya no esperan nada, sobrevivir a duras penas!
Hay niños, ancianos, mujeres que se prostituyen,
creemos que son de otra estirpe, de otra naturaleza,
pero cualquiera de nosotros puede acabar de esa manera.
Aquí no vale la pena, es una cuestión de justicia,
no pongamos la lástima donde debería haber derechos.
Perdieron en su día el tren del bienestar y la alegría,
por mil razones cada uno de ellos arrastra una larga historia.
Cuídense de juzgarlos, mañana podemos ser uno de ellos,
nadie estamos a salvo del infortunio
y la vida es caprichosa y a veces traicionera.
¡Admítanme este escrito como poema,
aunque no haya rimas ni figuras literarias!
Y ayudemos en lo que podamos, por ellos por nosotros,
por el mundo y por la tierra,
no cuesta tanto implicarse con los sin techo
y los sin nada.
Y si no lo desean, no pretendo adoctrinar a nadie, no lo hagan,
pero déjenles vivir, sobrevir o malvivir.
¡la muerte para ellos y para nosotros viene sola
cuando menos te lo esperas!
©AMS Cádiz
Junio de 2011
"Poesía y vida"
Cuando un poema no nos hace vivir,
no contiene o no nos sugiere vida,
ya no es poesía,
es otra cosa, cualquier cosa,
pero no es poesía.
Un poema debe nacer de la vida y dirigirse a la vida
y transitar sus caminitos y veredas,
navegar por sus mares y sus ríos,
los de la vida, incluso los de la puta vida.
Un poema debe parirse a corazón abierto
y leerse como quien abraza a un recién nacido,
el pequeño instante en que lo tenemos adoptado
entre nuestros temblorosos brazos.
Porque un poema tiende a escaparse de las manos,
incluso cuando creemos ser sus autores,
y no somos, pobre de mí, y de ustedes,
y de todos nosotros y nosotras,
sino el primero o la primera,
uno de tantos personajes con los que se irá encontrando,
en suma, a lo largo de su propia vida.
¡Como lo son las canciones!
Un poema no es o no debería ser en ningún caso
la gris radiografía de la emoción y el sentimiento,
ni puede ser mirado al frío microscopio.
Un poema no es o no debería ser en ningun caso
el epitafio de una pasión ya moribunda,
ni la triste esquela de un amor que se nos muere.
Un poema es o debería ser más bien la fotografía cogida a vuelapluma,
el flash cegador de un instante de vida, de pasión, de amor,
cargadito de una luz tan brillante como efímera;
esa que envolvemos entre métricas y rimas,
vestidita para la ocasión de alma emocionada,
para luego tirarla como botella al mar al encuentro de otras almas...
¡Quién sabe si igualmente emocionadas..., si por suerte,
igualmente de vida iluminadas!
Un poema no es o no debería ser en ningún caso
el encefalograma plano de un viejo sueño,
ni la muerte neuronal o sináptica de una ilusión pasada,
ni el disparatado sístole y diástole de un torrido recuerdo
que nos roba la vida con cada latido.
Un poema no es o no debería ser en ningún caso
una forma de justificar la vida, y resignarse,
sino una forma sublime de dignificarla a cada renglón,
a cada palabra, a cada letra, a cada paso,
de salir a su encuentro párrafo a párrafo,
acento tras acento, nota tras nota.
En la espera esperanzada de saber a ciencia cierta
que en algún momento encontraremos
una botella tirada en la playa
con un nuevo mensaje dentro.
En la esperanzada espera de saber a ciencia cierta
que en algún lugar encontraremos
el abrazo del amigo nuevo
y los nuevos besos del amante, de la amada...
¡Quién sabe si igualmente emocionados...
si por suerte, igualmente de vida iluminados!
©AMS Cádiz
Marzo de 2011
http://dorchymunoz.blogspot.com/
Encuentro en la mañana
ResponderEliminaren esta playa austera
arropada por ondas
de sueños sin espera
que parecen querer adentellarla,
engullirla a las aguas más profundas
una redoma vítrea cristalina.
Mitad vacía que llena
al trasluz de los soles,
curioso de tomarla
y hacer de sus licores cata buena
quitándole el tapón que la callaba
he limpiado su boca de las sales
y al inspirarla he dicho:
- No puede ser. Soñaba,
tal elixir bendito
de olor tan penetrante que lloraba,
de dioses ha de ser este capricho.
Y a esto un carrilano que pasaba
enjuto en sus harapos
pidióme si bebía.
Sediento parecía,
y de ojos buenos y de rasgos guapos,
le ofrecí la redoma y tan curioso
le pregunte de aquello qué sería.
Pegó el trago directo
y al mirarme yo vi al hombre perfecto.
-Hijo, esto es poesía.