Iria Dopico


De cómo la desmotivación movió el mundo

No teníamos nada en común

ni tú, ni yo, ni ellos.

Las revoluciones no se hicieron para nosotros.

Yo prefería los paseos,

tú huir en bicicleta.

¿Ellos? Ni tú ni yo lo sabemos.

Pero ese día

yo salí a la calle,

y tú también.

Con motivos diferentes

pero parecidos.

Yo no tenía nada que perder

probablemente nada que ganar

pero estaba cansada

de quejarme

de no hacer nada

de ver el tiempo pasar.

Tú saliste

con el maletín

con el traje

con los rastros de gomina

con el cansancio del trabajo.

Tenías hijos

querías nietos

vivías casi con los puesto

estabas al borde del desempleo

tenías miedo.

¿Ellos?

Exigen cambios

en este mayo

que ni de París

ni del 68

está tan lejano.

La gente sale

pide

sueña

sueños imposibles

y recuerda

que toda revolución

empieza por una queja.


http://ninanona.blogspot.com/


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