Juan Pablo Herencia












Doblo una pierna.

Doblo una pierna y me duele la rodilla,

No lo entiendo.

Ya he doblado la pierna antes

y nunca me había dolido así.

Doblo la pierna

y me agarro el pie

hacia dentro

y lo coloco encima

de la otra pierna

doblada

con el pie encima

de la pierna que ahora doblo.

Curioso,

es la primera vez

que doblo la pierna

y mis rodillas no tocan el suelo.

En esa antigua postura

-rodilla al suelo-

he pasado

toda mi vida.

Ahora doblo la pierna

de otra forma

y pongo la otra encima de esta

en un loto perfecto

sobre mi estera

en la plaza

con otros

con miles

con millones.

La espalda recta

que ya es hora

de mantener firmes las columnas.

Doblo la pierna y me duele.

Y me duele por la falta de costumbre

-no de doblar la pierna, sino de doblarla así-

y porque sé

que me van a dar

la del pulpo

en cuanto vengan los perros del señorito.

En la plaza

sentado

en loto perfecto

un quince de mayo

con millones de meditantes

con un koan en la mente constante:

"¿otro mundo es posible?"

Pues claro. Inténta negárnoslo y verás.

Ahí está.

Iluminación instantánea.


http://www.lapersonaquedirige.blogspot.com/

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