Ya estoy aqui,
este es mi sitio;
lo ha sido, fué y lo será.
Ni compostura me falta,
ni me falta dignidad.
Pues de verdad soy poeta,
no de veritas, de verdad.
Kíniko antes que canónico,
místico antes que vívero,
deinde de filosofar
me hice rico abandonando
propiedades, capital,
y dando todo me lleno,
si hasta la vida he de dar
como constructor de sueños,
representando a mi gremio
ya clamo a la libertad.
Qué bien se ve el rey desnudo
colmándose en el elogio
de su babeante séquito.
Cómo se frota las manos
el desgraciado usurero
velando por el dinero del demonio.
Hay maldad,
pero Jesus ha resucitado de nuevo,
sin ídolos y sin templos,
al cobijo de un pesebre
habla con la voz del pueblo
y dios nos observa a todos
desde lo alto del cielo
ha dado amor a los hombres,
ha señalado a satán y sus secuaces con el dedo
reduciéndolos a vacuos farsantes sacrílegos.
Hoy vuelvo a repetir
los últimos serán los primeros,
Babilonia será pasto de sus propios fuegos
y daré entendimiento y comprensión a los hombres buenos.
Haced, con la buena fe, un mundo invisible,
aquel que ose torcerlo se procurará desgracia y sufrimiento,
los ángeles repartidos llevarán luz a los pueblos,
ciegos son, y verán, los que mataron al hijo,
aquellos que adoran el infierno no hallarán paz,
creed en vosotros mismos, hijos mios,
haced del amor un mundo,
el paraíso os entrego.
Mundo
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al igual que tú pensaba en mezclarme,
ResponderEliminarcontigo, donde nada se pierde,
donde el amor eleva la importancia
a la potencia digna de los hombres.
Cuando las plazas se llenan de poesía
y declaman los justos ya no hay farsa,
ni disfraces de ser tal o cual puesto,
ni funesto arrogante que lo enmiende.
Somos libres,
como los poetas lo hemos sido siempre,
libres para pensar, libres para vivir,
inmortales y libres tras la muerte.
Por esto a mí vinieron las esencias,
en mí quedaron y por mí recorren
como ha de ser la génesis poética,
que tras un fruto haya un inmenso bosque.
Donde nada se pierde, nuestro mundo,
las energías ingentes
que al mal tornan patético y ridículo
y emerge fresca la sonrisa de Sócrates,
no estaba solo, está en el Sol,
donde nada se pierde...