Cachorro


La tierra de los indignados


Este jardín donde ahora somos indignados,

algún día dejará de ser un jardín.


Algún día dejará de tener la hierba amarilla,

dejará de ser pisada por místicos pies descalzos,

el agua las hará verde, pero dejara de sostener libertad.


Algún día dejará el aire de llevar gritos,

el aire sólo llevará el sonido de plantas y fuentes,

y será tranquilo, pero dejará de conducir el sonido de la bohemia.


Pero ese día, nos acercaremos a este jardín,

cogeremos un trozo de tierra, lo oleremos,

y mantendrá nuestro olor, recordaremos nuestra libertad

y volveremos a ser indignados.



Se fue


Ya se acabó,

se fueron nuestros jóvenes,

pisoteados por los viejos y los tristes.


Nuestros jóvenes que nacen ahora

y con entusiasmo infantil empujan con fuerza titánica,

arrasando ideales conservadores, uniendo personas

en un deseo común.


Esos viejos,

tan viejos como la dictadura

y ya muertos, como su razón,

son solo esqueletos movidos robóticamente,

con el ruido de ambos al despedazar con sus porras jóvenes posibilidades.


Aquellos tristes,

que manejan los esqueletos contra la novedad,

los tristes son el miedo, la falta de amor.

Avergonzados de si mismos nos obligan a seguir su sistema

por no ser juzgados, lo que más temen, reconocer su error.


Sin embargo todo cambia, y todo puede cambiar,

no así nuestros corazones llenos de sangre y vida,

sangre y vida que derramaremos pacíficamente por el suelo

que los viejos y tristes pisan.


www.boheme-vie.blogspot.com

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