Benito Gallardo Martín


DECRETOS PARA QUE OTRO MUNDO SEA POSIBLE


¡ Al estercolero!,

todas las armas al estercolero.

Hagamos un inmenso estercolero de armas

para que demos basto enterrando a los muertos.


Para los barrenderos:

Galones y medallas para los barrenderos,

auxiliares de clínicas, bomberos; para los militares…

escobas de palma, estropajo, lejía y mono azul.


Para los panaderos:

Homenaje y estatuas para los panaderos,

mineros, pescadores, camareros…

Homenajes y estatuas para sepultureros,

herreros, zapateros, albañiles, pastores…


Homenajes y estatuas para los insumisos,

los que arriesgan su vida navegando en pateras,

para el perro salvaje y el caballo sin bridas;

para los esquiroles y gentes sin escrúpulos…

deshonor y vergüenza por un tubo.


Homenaje y estatua para los labradores

que se ganan la vida cultivando la tierra,

homenaje y estatua para la coherencia,

la voluntad y el libre pensamiento.


Para sus majestades… coronas de sudor,

coronas de sudor para su santidad,

señorías, ilustrísimas, eminencias,

-que inculcáis al humilde sumisión y paciencia – ,

una silla de anea, donde esperar sentados

que amaine el temporal y que cuajen los trigos

con abundante oferta de salud y trabajo,

ladrillo, andamio, siega, cincel, barro de arcilla,

mañanas de aceitunas con gotas de rocío.

Del libro “porque no te mereces el olvido"



SIGUE EL HAMBRE EN EL MUNDO


Los látigos del hambre siguen diezmando al mundo

con clásicos azotes sin que medie la tregua.


Crece la indignación del animal más dócil.

Los más cínicos siembran demagogia y cautela,

aumentan sus pesebres

y engordan como puercos.


Los látigos del hambre golpean estadísticas,

cavan hoyos sin pausa donde guardan sus muertos,

y nos vuelven inmunes

a un dolor tan profundo.


No se duermen,

no callan,

no amainan su violencia,

no hacen huelga las manos del más viejo verdugo,

ni siquiera le sudan, se fatigan o tiemblan.


Marginados, hambrientos,

mendigos, vagabundos :

yo también me rebelo con vosotros.

Arrojo mi saliva contra el discurso huero

que vierten cada día los gobiernos del mundo.

A tu grito ancestral sumo mi grito

empuñando el fusil de la palabra.

1 comentario:

  1. Pásate por mi página, poeta. Recuerdos, y un abrazo.

    http://lavozquenadieapaga.blogspot.com/

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