Julia Díaz Climent


Atravieso la piel de las mareas

ensordecida en tu luz

de fuego y rayo,

blanco

como tu rostro herido

de lágrimas y espuma

abrasado por gases lacrimógenos,

azul

como tu acuática y lumínica bandera.

Ya no estáis solos,

hoy mi calle se llama Atenas

y mi casa Sintagma.

Estamos aunque no nos veas

estamos roncos de gritar contigo

en la cuna del ágora y la llama.

Quisieran mutilarte y mutilarnos

hablándonos de patrias y fronteras

pero ya es tarde

la llama de Olimpia recorre la Tierra

ilumina al pueblo,

no parará hasta alumbrar al mundo

unido por amor a un mismo fuego.

Prometeo convoca a su mesnada,

hoy todos nos llamamos griegos

hermanos del ágora y la llama.


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Me propago en las manos

extendidas y abiertas

que colapsan la infamia,

y en los dedos fecundos

de las manos abiertas

que señalan al mundo

y lo dejan sin puertas.

Me propago en el gesto

de las manos sin miedo

que renuevan la Tierra

y deshacen los nudos

y se sueñan y piensan.

Me propago en la plaza

que alumbró las batallas

del pacífico intruso,

que la hizo su casa

y aventó las palabras

de las nuevas respuestas.

Me propago en vosotros

compañeros del alma,

compañeros del mundo.

Compañero, ¡Despierta¡


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