Julia Carú






15M

Caminantes aletargados

con la mirada extasiada de publicidad

sumidos en el miedo a no poseer

todo lo que en realidad tuvimos

siempre hipotecado.


Éramos de cansancio

y conversaciones victimistas

sobre un futuro cliché común

que decidió vivirnos

en nuestra ausencia.


Y ellos, intocables estafadores

nos vendieron un sistema inmutable

que no era más que la versión sin dados

del monopoly.


Hoy se indignan las plazas

que antaño sólo levantaron

estatuas de reyes.


Somos la asfixia del político

y la cárcel del banquero.

Somos la palabra olvidada

en antiguas revoluciones.


Tenemos el poder del consenso

y un grito que sobrevive al naufragio

de la incomunicación de los medios.


Como ocuparon nuestras casas

tenemos libre la calle

y la conciencia

en este suelo sin tronos

ni altares.


Haremos de este día

un siglo de lucha

hasta que vuestro cuerpo aguante

que el nuestro

ya está curtido de injusticias.


Hasta el desarme de la falacia

aquí estaremos.



No nos mires, únete


Acobardaos los de arriba

sin el disfraz opaco de la falacia

sois de carne y palabra

como el resto.


Nada representa

la voz minoritaria de palacio

Acabó la compra de almas

y la inmunidad caníbal.


Muere en los arrabales

la indiferencia de los pobres.

“¿Para qué la lucha?” dicen otros

Malvendidos por un empleo

y la resignación de clase.

No vale la queja abstracta del inmóvil

que automutila la esperanza.


Regresan los jóvenes

a la conciencia

“No es mi lucha” dicen otros,

mientras asfixian su futuro hipotecado

y sus días de hoy en duermevela

o ikeas que aguardan en cocheras de padres

la compra de un nido que nunca llega.


Los mayores proclaman su recuerdo

que simplemente cambió de manos.

“Ya no es mi lucha” dicen otros,

adormilados y acomodados

combatientes de la dictadura

hay ahora motivos para la lucha

que no fue real vuestra democracia

y bailarle el agua al mal menor

es de farsantes.


Toda injusticia es contienda

para la persona crítica

aunque no la damnifique:

su solidaridad comparte daños.


No nos miréis desde la sombra

no hagáis debates infructuosos en el bar.

Uníos a la plaza

y arrojad la indignación a las alturas

ahora, vacíos de miedo y egoísmo,

podemos conseguir la victoria.




http://juliacaru.blogspot.com

4 comentarios:

  1. Julia, haces poesía pura y enarbolas la bandera de la indignación que todos sentimos, pero que dificilmente podemos canalizar...enhorabuena por tus versos certeros y llenos de fuerza....un abrazo de azpeitia

    ResponderEliminar
  2. Hola Julia!!! enhorabuena por este blog!!tu amiga que te quiere: Alicia

    ResponderEliminar
  3. una rabía hermosa atraviesa tu poesía...

    ResponderEliminar