Caminantes aletargados
con la mirada extasiada de publicidad
sumidos en el miedo a no poseer
todo lo que en realidad tuvimos
siempre hipotecado.
Éramos de cansancio
y conversaciones victimistas
sobre un futuro cliché común
que decidió vivirnos
en nuestra ausencia.
Y ellos, intocables estafadores
nos vendieron un sistema inmutable
que no era más que la versión sin dados
del monopoly.
Hoy se indignan las plazas
que antaño sólo levantaron
estatuas de reyes.
Somos la asfixia del político
y la cárcel del banquero.
Somos la palabra olvidada
en antiguas revoluciones.
Tenemos el poder del consenso
y un grito que sobrevive al naufragio
de la incomunicación de los medios.
Como ocuparon nuestras casas
tenemos libre la calle
y la conciencia
en este suelo sin tronos
ni altares.
Haremos de este día
un siglo de lucha
hasta que vuestro cuerpo aguante
que el nuestro
ya está curtido de injusticias.
Hasta el desarme de la falacia
aquí estaremos.
No nos mires, únete
Acobardaos los de arriba
sin el disfraz opaco de la falacia
sois de carne y palabra
como el resto.
Nada representa
la voz minoritaria de palacio
Acabó la compra de almas
y la inmunidad caníbal.
Muere en los arrabales
la indiferencia de los pobres.
“¿Para qué la lucha?” dicen otros
Malvendidos por un empleo
y la resignación de clase.
No vale la queja abstracta del inmóvil
que automutila la esperanza.
Regresan los jóvenes
a la conciencia
“No es mi lucha” dicen otros,
mientras asfixian su futuro hipotecado
y sus días de hoy en duermevela
o ikeas que aguardan en cocheras de padres
la compra de un nido que nunca llega.
Los mayores proclaman su recuerdo
que simplemente cambió de manos.
“Ya no es mi lucha” dicen otros,
adormilados y acomodados
combatientes de la dictadura
hay ahora motivos para la lucha
que no fue real vuestra democracia
y bailarle el agua al mal menor
es de farsantes.
Toda injusticia es contienda
para la persona crítica
aunque no la damnifique:
su solidaridad comparte daños.
No nos miréis desde la sombra
no hagáis debates infructuosos en el bar.
Uníos a la plaza
y arrojad la indignación a las alturas
ahora, vacíos de miedo y egoísmo,
podemos conseguir la victoria.
http://juliacaru.blogspot.com
Genial!!
ResponderEliminarJulia, haces poesía pura y enarbolas la bandera de la indignación que todos sentimos, pero que dificilmente podemos canalizar...enhorabuena por tus versos certeros y llenos de fuerza....un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarHola Julia!!! enhorabuena por este blog!!tu amiga que te quiere: Alicia
ResponderEliminaruna rabía hermosa atraviesa tu poesía...
ResponderEliminar