Alberto García-Teresa











HAY QUE COMERSE EL MUNDO A DENTELLADAS


Hay que comerse el mundo a dentelladas.

Hay que sacar los dientes, pulirlos,
clavarlos con ahínco y rabia.

Hay que comerse la vida a dentelladas;

con mordiscos secos, intensos,
de puro y reluciente hueso.
Con bocados de corazón hambriento.

Hay que defender el mundo a dentelladas.

Hay que danzar entre rechinar de espadas;
de espadas a pecho descubierto.
Hay que vivir en permanente guardia,
defendiendo la vida cuerpo a cuerpo,
defendiendo la vida cara a cara.

Hay que descubrir la vida a dentelladas.

Hay que desenterrar estrellas de la arena,
hay que dibujar trazos de arco iris con los dedos
machados por la rutina, el trabajo y el tedio.
Hay que apartar niebla de las cabezas
con gritos de silencio y de conciencia.

Hay que sumergirse en el mundo a dentelladas.

Hay que escurrirse de las sombras sonoramente,
con estruendo de ideas y palabras.
Hay que escurrirse sonoramente
con redobles de actos y pasiones,
con puños de carcajadas.

Hay que atacar la vida a dentelladas;

caminar en la penumbra precaria,
caminar frente al poder y las pirañas.
No ceder terreno nunca al terror y la ignorancia.
Levantar la vista ácida hacia el mañana.

Hay que acariciar la vida a dentelladas;

arrebatarles el tiempo robado cada jornada,
esparcir abrazos entre timbres y pagas,
regalar ternura y devolver pedradas.

Hay que comerse el mundo a dentelladas.

Hay que comerse el mundo a dentelladas.

2 comentarios:

  1. Mundo Momento Utopikronometriko12 de junio de 2011, 19:58

    Al festín de los pobres yo me invito,
    las hadas de la luz sirven la mesa,
    Alberto y comensales, exquisito
    menú que han sido crímenes de lesa
    humanidad, holocausto fingiente,
    mala sangre y opíparos haberes
    que deben de salir ante esta gente
    congregada aquí a darse estos placeres.
    Ya se frotan las manos con ahínco
    algunos, otros prenden servilletas
    en sus cuellos marcados por la soga,
    de entrantes se han servido las vendettas,
    hay hambre, que por ansias ya no aboga.
    Y salen los primeros en bandejas
    sencillas y sin marcas, somos tantos,
    se destapan con gracia las cabezas
    de irresponsables carnes y mollejas,
    atocinados cerdos con quebrantos
    de guarnición. Coje sal y aderezas
    del salario, pásame un diputado
    que lo tiente, por favor más tostado.
    Los banqueros son frescos y en su tinta,
    me mancharé los callos de las manos,
    es igual, teniendo tan buena pinta,
    chupándose los dedos campechanos
    me decía un minero de mi quinta.
    Salen los segundos, plato único,
    ricos antidisturbios a la plancha,
    se alzan las manos, protesta el público,
    no se aprovecha ni la parte ancha
    dicen los indignados comensales,
    y alguien les ha sorbido la cabeza,
    el chef pide disculpas personales
    y se apartan a un lado tal cual reza.
    En su lugar rollitos de avaricia
    regados con un vino de la tierra
    de esas reservas de antes de la guerra
    que el chef guarda por si algo desperdicia.
    Y de postre el pastel, que bien cochado,
    la fruta del país mas explotado
    es una guinda roja que destaca,
    de la piramidal cima la saca
    un niño desnutrido e hinchado
    y mientras la degusta dice en alto,
    la tarta bilderberg no me la salto.
    Café, copa y puro, como en las bodas,
    se reúnen en el h-all personas todas
    mientras recogen el festín las hadas,
    qué gusto da comer... a dentelladas.

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  2. Hola Alberto, mi nombre es Carlos Regalado, y he publicado este poema en www.realidadecero.com

    Un saludo

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