LOS CLAVOS DE LA MADERA
Despostas a posta
apostando a toda costa
sentar sus nalgas y hacer costra
en el escaño que bien parece una ostra.
Sienten el culo acomodado,
fino, limpio y bien cuidado;
mientras el del ciudadano
es golpeado, ensuciado y desahuciado.
La demagogia engorda,
con las palabras mal pronunciadas
por la boca de políticos coloristas
que quiere pintar de un sólo color la vida:
“velar por sus intereses partidistas”.
Dos grandes colores
que describen los medios:
azul y rojo,
sin mostrar que hay muchos más
tanto en el arco iris, como en la sociedad.
El pueblo,
que no se siente ya representado,
sale a la calle para pedir lo que es suyo:
la soberanía real,
no el poder de un papel
reciclado cada cuatro años.
Como dice aquel cartel:
“apaga la tele y enciende tu mente”.
Publicidad de los medios comunes
a partidos políticos, desde martes hasta lunes.
Despertemos la conciencia, hagamos ciencia
de lunes a domingo, sin descanso para el circo.
Basta ya de engordar esta crisis,
que no es más, que una estafa financiera
para seguir siendo esclavos
como los clavos de la madera,
crucificados con fronteras:
las que ponemos en la tierra,
y en nuestras cabezas.
REVOLUCIÓN
“Levantate y anda”
y Lázaro lo hizo…
…ahora, hemos empezado
a andar un camino
que no está escrito, pues
“caminante no hay camino
se hace camino al andar”.
Somos nosotros
los que tenemos que empezar
esta evolución con r
de responsabilidad, respeto y razón
con pasión, pero con cerebro
con tesón y fuerza bajo el pelo
con experiencia
en los pies que pisan el suelo,
barriendo el pesimismo optimista
que a menudo alimenta al pueblo,
alienándonos con la tele como suero.
Hablemos entre nosotros
escuchemos de verdad lo que decimos:
una ciudad, es más que sus habitantes
un territorio, es más que sus ciudades
y un mundo, es más que sus territorios,
que son distintos pero iguales,
aunque dibujemos fronteras,
no las pongamos como lumbreras,
no hagamos distinciones
entre rojos y borbones
entre azules y bribones…
…hagamos un mar de emociones
cada uno como gota
y todos como aluviones,
creando un mundo mejor
en el que desaparezca el rencor
y la lucha, sea pacifica,
enseñando nuestros brazos y manos
abrazados con amor
por hombros y muñecas
a las pasarelas del corazón
que gritan sin perdón:
Revolución!
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