Marlon













La sonrisa como arma revolucionaria

Ellos no lo entienden. Manifestarse no puede ser eso. Miran el telediario y encuentran gente sonriendo. Batucadas, charangas, clowns y pancartas tratando de hacer humor de todo esto. Ellos, los de siempre, dicen que eso no puede ser. Que hay que manifestarse con cara de enfadado. Incluso afirman haber visto a alguno con una cerveza en la mano. Una vergüenza. Inadmisible. Y no hablemos ya de las pintas de muchos de ellos.

Nada. Que manifestarse no puede ser eso. Que manifestarse sólo puede ser lo que ellos dicen que es. Y para colmo, no se veían banderas de España. Lo dicho, una vergüenza. La única democracia posible, la suya. Y que nadie sonría, que no hay arma revolucionaria mas peligrosa que esa.

La lucha continúa. Y las revoluciones, como el amor, son eternas mientras duran.


Lo que queremos

No queremos hablar, queremos tener voz.

Queremos hacer visible lo invisible.

Andar por donde estaba prohibido.

Taparnos la cara para que nos vean.

Gritar en voz baja. Atarnos en libertad.

Amar el odio. Ser nosotros, y no ellos.

Decir que sí a los que dicen que no.

Abrir los ojos cerrados.

Enseñar a los que no quieren aprender.

Hacer verdad todas las mentiras.

Abrazar al que no se deja.

Hacer posible lo imposible.

Volar aunque no nos dejen.

Que lo irreal se convierte en real.

Volver a hacer de todos lo que nunca fue de nadie.

Y hacer que este principio tenga un gran final.

Porque queremos aquello que no podemos tener.

Sólo es eso. Nada más.




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