DE CIERTA HERMOSURA
Viajó como quien dice de la tiniebla a la luz, y de la pena a la gloria, y todo este trasiego lo realizó en suspenso y admirado en la contemplación de cierta hermosura que, al decir de los paisanos de aquél lugar, resultaba poco común. Se trataba ni más ni menos que de la gente, de mucha gente, que sin sazones ni potingues despertaba de un largo sueño.
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