POR CIERTO, EL FUTURO…
( En el sesenta y ocho ya decían que bajo la acera estaba la
(playa…)
Al avanzar el día,
vemos con nitidez
que bajo el grisáceo de la acera
está la playa, y el mar
lamiendo sus doradas
arenas, ignorando
el gélido granito
y el sucio adoquín,
mordiendo de caricias,
cubriendo hasta el displicente abandono.
las rosas de agua en azules violáceos.
Son tanto los motivos
que agitan el silencio:
la embestida del tiempo,
los ásperos grises del despertar,
y sus laberínticos entresijos,
y más que cartesianos vericuetos,
pero todos intuimos
que dos más dos, a veces
no son cuatro, aunque horas sin aristas
a las que uno asirse incesantemente
se estiren, y uno orilla
sus tentaciones, diáfano
soplo a la deriva.
Pues si el viento del norte y sus certezas
nos maltratan y consumen en un incendio,
hay algo más entrañable
que nos lleva a los tesoros
ocultos de la vida,
a la osadía de levantar puentes
levadizos, a olvidar e ignorar
los años de plomo y mirar al frente ,
esquivando el hastío
hasta embriagarse en la comisura
de unos labios, dulce sueño verdinegro
antesala de un frágil
amanecer; en el atrevimiento
placentero de explorar lo infinito
en los mares inmensos
de la cultura, en el océano
de la creación, encendida brisa
de unos pétalos abiertos que calmen
nuestra imperiosa sed .
No todo está perdido,
ni somos barcos cautivos varados;
aún hay futuro y fértiles tierras,
mientras haya deseo …
y gotas de pasión… .
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