Estáis gritando tanta vida,
estáis
aconteciendo en un atardecer tan mágico,
que
los mecanismos entumecidos
han
tenido que darse prisa,
y
han fabricado una deliciosa invitación
a
respirar,
aunque
no sepamos todavía
si
nos cobrarán por ella.
Habéis
nacido del deseo roto
y
del necesario alarido del ritmo,
crecéis
desde la fisura en el engranaje,
fugaz
muerte del somnífero.
Sois
la saliva legítima del lenguaje,
el
acceso del unicornio
al
amor extinguido.
Perseguís,
con vuestras manos, el nuevo enlace,
elevando
hacia el cielo el aplauso invisible
que
reclama una salida, o un avance.
No
queréis regresar
al
sueño de la caverna.
Corred,
amigos míos, por el tapiz manchado
de
las lágrimas de nuestros padres,
la
trama es vuestra.
Romped
y reconstruid y juntad
todos
los pedazos,
y
haced de este crepúsculo una vereda.
Generemos
el relato desde el principio.
Quizá los autómatas de la gran órbita
desarmen la columna de fuego.
No
volverán para arreglar lo que hicieron,
pero
vosotros
no os marcharéis jamás.
II.
"El
fuego hacia la luz"
Fabrícame
con tus ojos la existencia
de
un lugar en armonía con el fuego,
haz
una barca con los extremos del día,
pon
en el centro una urna y un sitar,
yo
seré la golondrina.
Crearemos,
en el viraje, un boceto
de
lo que debe ser la eternidad;
después,
ataremos hilos de colores.
Haremos
un pastel para desinfectar
el
tuétano del coloso,
lo
limpiaremos de billetes
y
de nada;
proclamaremos
el estado
de
ingravidez.
Haremos
cera, como las abejas,
la
volcaremos sobre los huecos,
sobre
la sucesión de instantes,
hasta
que el mástil gire.
Será
la percusión de un increíble
amanecer
almendra.
Una
vez que el viaje haya comenzado,
no
mires atrás,
no
dejes que tu pelo se detenga,
sé
cómplice del ritmo;
déjate
acariciar
por
el viento en el que se mecen las aves,
por
el enloquecido ciclón imaginario
que barrerá las calles de felpa
y
dibujará cascadas y óleo
desarticulado,
y
hermosos caballos-cisne,
donde,
hoy,
hay
plazas de piedra.
Mira
más allá de las olas que acarician
el
vientre infinito;
escucha,
sólo
un segundo, un átomo, una centésima...
En
la llama del verso hacia la luz
alguien
ha dejado un mensaje:
Este es del tipo de poesía de romance y es una de mi favoritas. Me gusto mucha esta poesía, pero me gustaran dos parte en especifico 1ero donde dice 'déjate acariciar
ResponderEliminarpor el viento en el que se mecen las aves,
por el enloquecido ciclón imaginario
que barrerá las calles de felpa' porque el le dice que se deje llevar y que dejándose acariciar por el viento se olvide de todo y 2do 'Mira más allá de las olas que acarician
el vientre infinito' ahí el se refiere a que use su imaginación mirando más halla de lo que sus ojos pueden ver...
Excelente poesía.