PARAÍSOS
Hemos perdido el paraíso en la Tierra,
aquel que esperaban encontrar
los desposeídos de otros mundos,
el que soñaban cruzando desiertos, océanos, fronteras.
Como ellos hemos perdido la esperanza también.
Quizás perdido para siempre el edén
Ahora preguntamos con lamento
¿en qué hemos fallado si parecíamos invencibles?
Pero todo paraíso tiene un fin
y el nuestro estaba anunciado,
la clave escondida en un acróstico
que no supimos descifrar y que podríamos continuar:
Fraude, falsedad, falacia, farsa, fracaso, farfolla, fariseos...
Incultura, insolidaridad, infamia, inversiones especulativas, injusticia, incertidumbre...
Nepotismo, negación, necedad, ninguneo...
Mientras termina nuestro paraíso cotidiano sin revuelo,
pero con paro, recortes y estrecheces,
otros se han asegurado un paraíso fiscal
en tierras exóticas que suenan a eterno veraneo.
Una candela encendió mi ánimo el 15-M.
En esta reacción de campamentos que toma la calle en las ciudades,
hemos recuperado algo de dignidad
aunque nos llamen los Indignados.
CORAZÓN DE QUITAIPÓN
Cómo desearía guardar mi corazón
cuando llego a casa
en un cajón del armario,
quitármelo
como me quito la chaqueta,
la camisa y los zapatos,
no tenerlo puesto cuando oigo
que los niños preguntan cuándo van a morir
entre el ruido de bombas con el que han jugado,
arrancármelo cuando veo a madres que lloran desgarradas
abrazando a sus hijos agonizantes en el medio de una calle asfaltada de rojo
sin saber ni el porqué de tanta muerte.
No ponérmelo cuando
escucho a los líderes mundiales
de la indiferencia.
Los líderes de una estafa global
¿han vendido sus corazones por unos cuantos cheques,
se los han regalado a la hipocresía,
los han encerrado y no los oyen
o los han olvidado bajo una costra de hielo?
Quizás sus corazones sean de quitaipón
como los relojes, los anillos y los trajes.
Quizás los guardan tras la puerta de un armario
en un cajón de madera
con el resto del vestuario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario