Rafael León Rodríguez








Fábula indocumentada

A Augusto Monterroso.

En tiempos prehistóricos,

Los hombres

Temblaban de terror en las cavernas,

A causa del tiránico dominio

De los más gigantescos de los saurios:

Perfectas maquinarias de matar,

Tan hábiles, soberbias y voraces,

Que nunca el ser humano,

En su insignificancia manifiesta,

Lograba imaginarse derrotándolas.

Pero un día, cansados de su miedo,

Los hombres se aliaron decididos

A hacer frente a la bestia

Más fuerte y sanguinaria de entre todas;

Y, no sin gran esfuerzo, consiguieron

Batirla en retirada y darle muerte.

Supongo que, al oír lo que he narrado,

Habréis pensado que este fabulista

Debió volverse loco,

Que no tiene la más remota idea

Acerca del asunto,

Y ha cometido un gran error histórico.

Mas esto no es así.

No alberga duda alguna este poeta

De que los grandes saurios,

Surgidos a mediados de triásico

Y extintos a finales de cretácico,

No han coincidido nunca con el hombre

En la oprimida faz de este planeta.

Pero

Qué hermoso ha sido,

Compañeros,

Soñar que alguna vez, quizás, los hombres,

Unidos contra su hosca tiranía,

Lograron derrotar al Dinosaurio.



Mosca domestica

A Yini

Soy una mosca cojonera,

estado evolutivo superior

de la naturaleza humana,

no por inteligente, hermosa o fuerte,

sino por pretender que en este mundo

imperen la igualdad y la justicia

y vuelva a florecer la primavera.

Acudo pertinaz adonde está la mierda

que, envueltos en falaces oropeles,

habitan los parásitos que rigen

el caos, la destrucción y el latrocinio,

y viven de chuparnos el aliento,

la sangre y el mañana.

Mi vuelo es torpe y lento como pocos,

carezco de defensas o veneno,

y puedo ser molida de un zarpazo

igual de fácilmente que se aplasta

a un niño a golpes de hambre y de malaria,

a un pueblo por la fuerza de las armas,

la mísera morada de los pobres

o el bosque que mordió la motosierra.

Mas un fénix robusto e imparable

habita en lo más hondo de las causas

que engendran mi aleteo,

haciéndome inmortal por muchos golpes,

por muchas dentelladas en el cuello

que puedan asestarme los vampiros.

Soy roja, verde, blanca,

translúcida, violeta,

contraste indispensable frente al negro

poder de la avaricia y los guerreros.

Soy una puta mosca cojonera,

¡temblad, temblad, bastardos!

que ya vuelvo a elevarme por los aires

mostrando que es posible la esperanza.


http://hipogeo.blogspot.com

2 comentarios:

  1. Y mientras las moscas
    Eleven el vuelo
    Llevando el pestilente hedor
    Pegado en sus patas
    Habrán de menear sus zarpas
    Buscando nuestro ahuyento
    Mas, no sabe, que un día habrá
    Que no toquemos a ni a pellizcos…
    Ese día, la exterminación de los saurios será un hecho
    Y el sol sonreirá en la línea horizontal de la alborada…
    Abrazo León…Hasta el final, de pie.

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